domingo, 17 de mayo de 2009

Imposiciones de Ike: Jornadas de Teatro Cubano


Omar Valiño - Cuba

Fue relativamente el azar quien trajo hasta La Habana las Jornadas de Teatro Cubano. Azar que puede ser personificado como el huracán Ike y sería lo único por agradecerle. Como se sabe, los enormes destrozos causados a su paso por el país y en particular, para el caso que nos ocupa, por tierras agramontinas, obligaron a la suspensión del XII Festival Nacional de Teatro de Camagüey, gran evento que, surgido en 1983 y amén de lógicas transformaciones, se ha estabilizado como el espacio de encuentro bienal de esa manifestación en Cuba.
Para no perder del todo el esfuerzo realizado en su preparación, que, al paso de Ike era inminente, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas determinó la exhibición en la capital de la muestra escogida por un comité de selección y la realización de la habitual competencia postulada por el diseño del festival camagüeyano. Ello acontece desde el 9 hasta el 23 de enero y finalizó con la entrega de premios. Quiero, por esta vez, comentar algunos puntos con respecto a las Jornadas y dejar para una próxima ocasión, al finalizar el evento, la evaluación misma de la muestra.
La primera imposición de Ike, anticipada por las amenazas de otros ciclones a convocatorias anteriores del festival, resultará trasladar hacia fines de noviembre o, incluso, a diciembre la cita (se realizó así en 1998). Aunque traerá nuevos conflictos con la temporada alta del turismo internacional, tendrá como ventaja dejar más tiempo al resumen de carácter bienal que el Festival Nacional representa. De alguna manera, y no sin ciertas contradicciones, el sistema de eventos del teatro cubano se articula “camino a Camagüey”, se cierra un periodo con cada encuentro y se abre, por ende, otro ciclo.
La segunda imposición de Ike es complementar cada futuro festival con una nueva Jornada de Teatro Cubano. Tiene enorme importancia que lo mejor de Camagüey se presente en La Habana el enero siguiente. Esa cota más alta puede derivarse de los premios y el consenso de otros juicios que confluyen en la cita nacional. Pero, en todo caso, lo estratégico es apreciar aquí, por parte de un público amplísimo y creciente –y con segmentos decisivos dentro de él–, una muestra que concita renovado interés por su carácter panorámico, por las ventajas que conlleva observarla en sus diálogos internos de todo tipo al ritmo intenso de pocos días y porque, en definitiva, comporta una mirada más nacional sobre nuestro teatro, si pensamos además que lo sistémico de la presencia en la capital de la escena de las provincias no se ha resuelto.
La tercera imposición de Ike es la pronta necesidad de articular en circuito las salas de teatro que tienen como eje a la calle Línea de El Vedado habanero. La apretada agenda de persecuciones y traslados entre una y otra sala cercana que estas Jornadas, felizmente, han provocado, demuestra que este proyecto del Consejo Nacional es viable desde ahora mismo, aunque no estén terminadas todas las inversiones de nuevos espacios. Pero no se trata sólo de cercanía física, sino de caracterizar salas, complementar horarios, aumentar el ritmo de trabajo y servicio de las instalaciones, programar en sistema, señalizar y promocionar al servicio del circuito y sus particularidades.
A esas “tres imposiciones” que nos ha revelado el azar (que, como el error, es en ocasiones arranque y descubrimiento), debieron agregar las instancias pertinentes del Consejo Nacional de las Artes Escénicas (CNAE) un movimiento de ideas y comunicación a la altura del esfuerzo principal. Ha sido un tiempo magnífico, desperdiciado para encuentros en torno a la propia muestra y a los debates que atraviesan hoy al teatro cubano y al repaso, en definitiva, de los cincuenta años de teatro y revolución porque no se encontrará fecha mejor. Ese esfuerzo mayor por significar, promocionar, dar y adquirir relieve, es lo que he reclamado como construir sentido, más allá de los hechos.
A las tradicionales Jornadas Villanueva, surgidas dos lustros atrás alrededor del 22 de enero, Día del Teatro Cubano, con este mismo afán, se le imponen nuevas perspectivas gracias a esta realización en enero de 2009 de las Jornadas de Teatro Cubano. Ambas conmemoran los ciento cuarenta años de los sucesos del Teatro Villanueva, día en que, como señalara alguna vez Albio Paz, se unieron para siempre los destinos de teatro y nación. Sea ese eje el destino de todas nuestras jornadas.

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